sábado, 22 de noviembre de 2014

El Rompope


Aunque el origen del rompope se adjudica al convento de las Clarisas en Puebla, en realidad es un poco complicado trazar el punto de origen de dicha bebida, pues la receta tiene ecos a lo largo del mundo, lo que nos hace pensar que se originó en muchos puntos del globo bajo diferentes nombres.


El rompope es una bebida mexicana licorosa preparada a base de leche, huevo, almendra molida, azúcar y licor, generalmente ron. Es de sabor suave, tiene una consistencia cremosa y un color amarillento. Su tradición se remonta a la cocina conventual de la época del virreinato. Actualmente es uno de los digestivos más representativos de México así como ingrediente de pastelería y repostería mexicana tradicional.

Las variaciones en cantidad, tipo de ingredientes, regionalidad, temperatura y técnicas de preparación, hacen que cada bebida tenga sus particularidades organolépticas, sin embargo, todas comparten la misma base: leche, huevos, azúcar y alcohol.


Tenemos, por ejemplo, el eggnog inglés que fue heredado a la cultura norteamericana como una bebida navideña, este proviene a su vez del posset, una bebida europea popularizada durante el medievo. En Bélgica y Holanda encontramos el advokaat, e incluso en las Antillas había una bebida similar que en lugar de huevo utilizaba aguacate para la base.

Así, lo más probable es que el rompope haya llegado originalmente bajo otro nombre a la Nueva España, donde se mezcló con la cultura culinaria local para convertirse en la bebida que las monjas Clarisas bautizaron con el nombre de rompope. Se dice que el nombre proviene de la frase “Ron para el papa” aunque no hay fuentes que lo confirmen.

El rompope mexicano se distingue por la incorporación de ingredientes precolombinos como la vainilla, el maíz (actualmente se utiliza fécula de maíz) y la miel (que se alternaba con el uso de azúcar). Además hay rompopes de diferentes sabores que cambian su color y textura, por ejemplo: piñón, pepita de calabaza, nuez, cacahuate o café.

Esta bebida también es importante en la elaboración de repostería tradicional mexicana como flanes, pasteles, panes, natillas, gelatinas, cocadas y salsas dulces. Su incorporación a la repostería es natural debido a los ingredientes que la conforman.


La tradición mexicana del rompope ha cruzado fronteras extendiéndose a Sudamérica, popularizándose en países como Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Ecuador y Chile, donde derivó en el conocido Rompón chileno.

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